Marqués de Murrieta
Son Bordils

El siglo XX

En la comarca de Inca, las primeras decenas de del siglo XX se caracterizaron un rápido e irregular crecimiento económico , con fuertes movimientos inmigratorios de población y algún que otro emigratorio; aunque con un resultado neto de incremento notable de su población '...ocasionado por un progreso agrícola e industrial que reune una considerable mano de obra' (Mascaró Pasarius, Tomo II, pag. 687).

Por sus contactos comerciales con Francia, donde incluso disponían de almacenes en Sete, los mallorquines conocían bien la solución técnica al problema de la filoxera, que consistía en la replantación de viñedo con pie americano. A partir de 1900, la superficie destinada a viñedo en Mallorca se multiplica por cuatro en treinta años, alcanzándose en 1930 la cifra global de 8.000 Ha. en toda la Isla. Dada la naturaleza del ataque de la filoxera, el incremento en la superficie de viñedo durante estos años tan sólo puede explicarse por un fuerte impulso en la replantación de viñedo; aunque inferior, en términos cuantitativos al que se produjo con el almendro.

También en Son Bordils se llevaron a cabo replantaciones de viña mediante pie americano en la primera década del siglo, como lo demuestra la memoria testamentaria hecha por Dn. Manuel el día 8 de marzo de 1907, mandando que en la división del predio Son Bordils se adjudicase a su hijo Dn. Emilio Villalonga y Moneo 'la parte plantada de viña nueva'; seguramente a causa de que no podía atender la plantación personalmente, debido a un accidente que le retenía en su domicilio palmesano de Can Bordils:

Desgracia fué y grande para nosotros los de la Cruz Roja la terrible caída que experimentó desde la escollera del muelle a bajo. ¡Pobre D. Manuel! Con sus dos piernas rotas y lleno de vendas y aparatos, aún tenía para todos una palabra de cariño y de amor tanto y tan alegre y con tanto gracejo, que parecía olvidarse de sí mismo para hacer agradable nuestra permanencia a su lado.
Ni con eso quiso abandonar la Cruz Roja. Siguió impertérrito, y ya curado, en carruaje o a pie o como mejor podía, asistía a sus sesiones, y nosotros lo veíamos con gusto como los hijos ven a su padre.
(Valenzuela, V. en Cruz Roja, 1914)

La viña nueva entró en producción y el 10 de julio de 1911, y por tanto antes de la vendimia de este año, firmó otra memoria testamentaria en la cual dejó al mismo hijo, Dn. Emilio José, la casa urbana de Son Bordils, que el testador habitaba, 'tal como estuviese el día de la defunción, la bodega con las cubas ó toneles y demás que en ella hubiese, el corral ó cobertizo en que existen los lagares, ..'; signo evidente de que el viejo celler volvía a estar en actividad ó estaba a punto de hacerlo.

Dn. Emilio hizo nuevas replantaciones en la segunda década del siglo, ya que el 15 de octubre de 1912, firmó Dn. Manuel una nueva memoria testamentaria 'ratificando la autorización concedida a su hijo Don Emilio para plantar viña en Son Bordils, ..'.

No debía atravesar un buen momento económico Dn. Manuel al principio de esta segunda década porque el día 6 de setiembre de 1913 hipoteca la finca a favor del registrador de la propiedad Dn. José Figueras Montero, '... en garantía de un préstamo de quince mil pesetas recibidas al contado, por tiempo de dos años y con intereses al cuatro y medio por ciento anual...'.

Dn. Manuel Villalonga y Pérez falleció el día 14 de marzo de 1914. Había sufrido dos pulmonías consecutivas, dicen que como consecuencia de su empeño en querer vendimiar las vides de Son Bordils aún en los días de lluvia de la vendimia del año 1913.

En 1916, la Finca Son Bordils tenía una superficie de 621 cuarteradas (441 Ha.), según certificación del Ingeniero Dn. Enrique Ordinas librada en Palma el 25 de Agosto de 1916 y ocupaba el segundo lugar en extensión entre las 12 grandes fincas que existían en el término de Inca. Este año la finca fue dividida, a la muerte de su propietario en 1914, Dn. Manuel Villalonga y Pérez, en 9 porciones. La porción que se inscribió como primera y que adjudicada a Dn. Emilio José Villalonga y Boneo, , constaba de 125 cuarteradas (89 Ha.). En la descripción de la citada porción, que incluía la casa pairal de Son Bordils, se dice '...comprende parte de la Sementera de la Sinia, la porción conocida antiguamente per Ses Cinquanta Corteradas de Viña, ..'; que probablemente se trataba de la extensión de viña existente, en esta porción de la finca, en la etapa pre-filoxera, 25 años antes, y que había sido totalmente arrasada.

No debieron irle muy bien las cosas al nuevo propietario Dn. Emilio José Villalonga y Boneo, ya que el 19 de enero de 1918, suscribió un préstamo hipotecario sobre la finca con Dn. Domingo Alzina Jaume a quien, a la postre en 1922, le vendería la finca; aunque la puso a nombre de su esposa Dña. Juana Ana Llabrés de Fontirroig.

El nuevo comprador, Dn. Domingo Alzina Jaume, fue en repetidas ocasiones alcalde de Inca y era un profesional del sector vitivinícola. Gustaba de dirigir personalmente las cuadrillas que efectuaban la vendimia en la finca y el transporte de la uva, mediante tres carros, a los 'cellers' de Inca. Dn. Domingo habría vendimiado las vides, plantadas por Dn. Emilio, hasta el final de su vida productiva, pero no habría efectuado replantaciones como consecuencia del mal momento que estaba atravesando la viticultura mallorquina.Ya que Dn. Domingo Alzina Jaume vinificaba las uvas de Son Bordils en los 'cellers' de Inca, el viejo celler de Son Bordils permaneció inactivo en toda esta etapa, guardándose en su interior las 'portadores' y las 'botes congrenyades' vacías.

Según datos de Pieras G., publicados en el libro de M. Picó (pags. 92-93), se tiene conocimiento de la existencia de hasta 60 cellers en Inca durante este siglo, con su nombre y, en la mayoría de los casos, su propietario. La relación de cellers habidos en Mallorca nos da buena idea de la importancia de cada municipio en el panorama vitivinícola isleño, donde cabe resaltar la importancia que había ido adquiriendo Binissalem:
Inca: 60 cellers
Binissalem: 30
Sineu: 25
Manacor: 10
Sa Pobla: 7
Petra: 6
Felanitx: 5
Santa María: 1
Bunyola: 1
Santa Margarita: 1

Según relata Picó (pag. 87), hablando de la importancia de los cellers: 'Todas aquellas fincas rurales que tenían viñedo, salvo raras excepciones, poseían un "celler", en el que elaboraban su propio vino. En la mayoría de ocasiones este "celler" estaba ubicado no en los campos sino en el pueblo. Y cuanto más grande y rica era la finca, mucho mayor era el "celler" y, sobre todo, arquitectónicamente más hermoso. (sic). A través de los tiempos han quedado como vestigios de nuestra historia vitivinícola, sujeta a tantos y tan variados vaivenes'.

La superficie de viñedo existente en Inca alrededor del año 1930 podría ser considerable, superando el medio millar de Ha.; a tenor de los resultados de la investigación documental que realiza el periodista Pep Córcoles.Sin embargo, a partir de1930, la superficie de los viñedos volvió a decrecer en toda la isla de Mallorca:

1940: 7.190 Ha.
1958: 5.965 Ha.

También se debió registrar la misma tónica en la comarca de Inca, ya que en 1960, únicamente existían en Inca 146 Ha. destinadas al cultivo de la viña.

Mientras tanto, de forma testamentaria, la Finca Son Bordils, en 1957, pasó a manos de la hija de Dn. Domingo y Dña Juana Ana, Dña. Antonia Alzina Llabrés. Dña. Antonia vendió las 'botes congrenyades' que aún se guardaban en el viejo celler de Son Bordils. A su muerte, se produjo un litigio judicial por el legado de sus bienes que duró años.

Una vez dirimido el litigio judicial, los nuevos propietarios adquirieron la mayor parte de los terrenos propiedad de la Fundación Alzina; unas 100 Ha., entre las que se encuentra el terreno reseñado en las escrituras antiguas de la finca como "Ses Cinquanta Corteradas de vinya". Con posterioridad, el dinero obtenido por la Fundación Alzina de esta transacción fue donado al Ayuntamiento de Inca para la ampliación de la residencia para personas mayores, "Miguel Mir"; cumpliendo con la intención testamentaria de Dña. Antonia Alzina Llabrés.

En 1996, se inició un programa de cuatro años de replantación de viñas en los terrenos de las mencionadas "Ses Cinquanta Corteradas de vinya". Durante los años, 1996, 1997, 1998, 1999 y 2000 se plantaron un total 26 Ha. de viñedos pertenecientes a variedades foráneas y autóctonas.

En 1998, las vides sembradas durante el año 1996 y de las variedades merlot, cabernet sauvignon, chardonnay y moscatel de grano pequeño, entraron en producción y se vinificaron en la nueva bodega de la Finca Son Bordils.

Sería injusto finalizar esta narración sin dedicar una sóla línea a lo que es y ha sido la despensa y el soporte de los viñedos de Son Bordils durante toda esta historia y, a la postre, puntal inamovible de la misma: la tierra ó el terroir, que llaman los franceses. El vino, en cierta forma, es tan sólo su mejor esencia.